Originaria de Xalapa,Veracruz, nacida un 12 de mayo de 1990 llegué a este mundo como todos ustedes, salí del vientre de mi madre, en un día lluvioso a las 14:00h aproximadamente y traje conmigo el don de ser una nueva fuente de felicidad para papá, mamá y mi hermana.
Al pensar en mi infancia mi mente se llena de momentos de felicidad, diversión, juguetes, el jardín de mi casa, pastel de chocolate en todas mis fiestas de cumpleaños, peleas por el Play Station con mi primo, colores, los zapatitos rojos que me regaló mi abuelita cuando tenía 6 años que tal era mi encanto y emoción por ellos que no me los quité en todo el día hasta que me resbalé y tuve una fractura en mi bracito izquierdo,miedo a los ovnis, las estrellas y voltear mi mirada al cielo estrellado por las noches al creer que seres extraterrestres provenientes de otras dimensiones descenderían, chistoso pero cierto, ese era mi mayor temor de pequeña.
Debo decir que siempre crecí en un núcleo donde el amor y el respeto predominaron, donde siempre conté con el apoyo y enseñanzas de mis padres y mi hermana, pienso en ello y una sonrisa de fortuna y dicha aparece en mi rostro. Vaya que sí soy afortunada.
En el transcurso de mi crecimiento aprendí muchas cosas, caí muchas veces pero siempre hallé la manera de incorporarme, caí al suelo aprendiendo a andar en el triciclo, la bicicleta, en los patines, en la moto, en el scooter, en todo lo que estuviera a mi alcance que tuviera ruedas, bebí mis lagrimas y mi mamá alivió cada uno de mis raspones y aunque el dolor era intenso en esos momentos, posteriormente pude vivir horas interminables de felicidad y la satisfacción de haber aprendido a usar todos esos artefactos primero que mi hermana quien es mas grande que yo ( tan pequeña y probando las mieles de la competencia jajaja ).
También caí en conflictos, en decepciones, en malas jugadas de las amigas de la secundaria, en peleas con mi hermana, en disgustos y discusiones con los padres, en promesas rotas, en mi primer beso y decepción amorosa, en enfermedades, y de igual manera que mi mamá alivio mis raspones, me ayudó a curar este tipo de caídas para ponerme siempre de pie.
Crecí con mis amigos de toda la vida, quienes estuvimos juntos en el mismo colegio desde el kinder hasta el día que nos pusimos el birrete en la cabeza y la toga para posar en la foto de graduación de la preparatoria, wow, vaya que con ellos compartí momentos extraordinarios y tantas vivencias.
Mi carácter se formó fuerte, mi personalidad alegre, risueña, soñadora, enamorada de muchas maneras y cosas, apasionada desbordantemente por el tennis, hyperactiva, inquieta, ruidosa, impredecible, tímida, viajera.
Pero, no todo en mi vida ha sido color de rosa y de sabores dulces, he probado tragos más amargos que las toronjas y me he llevado un golpe contra el suelo mucho peor que haber saltado de un avión y que el paracaídas no abriese, cuando a los once años perdí a la persona más importante de mi mundo, mi papá.
Ninguna manera de perder a un ser querido es "mejor" que otra, pero la manera en que mi papá se fue no fue la adecuada, fue en un terrible accidente.
Hoy en día muchas personas me preguntan como puedo ser una niña tan alegre después de haber vivido aquel infierno, pero, me queda la enorme satisfacción de haber dado en vida a mi padre lo mejor de mi y de haberle dicho cuánto lo quiero, sin remordimientos o el verbo "hubiera" en mi boca.
La persona que más admiro es a Rosa María Riveroll, mi madre, quien nos sacó adelante con sus propias manos y fuerzas y nos levantó a mi hermana y a mi de aquella caída terrible, de aquella situación que vivíamos y gracias a ella es que estoy aquí.
A veces pienso que tengo el alma errante (que anda de una parte a otra, que no se puede estar quieto en un solo sitio) ,he ido y venido a muchos lugares, he partido y regresado muchas veces y he tenido la oportunidad de conocer incontables personas, culturas, ideologías, hábitos, costumbres tan diferentes a los míos y he aprendido de todo ello y caigo en la cuenta que me falta tanto por conocer el mundo, mucho más allá de lo conceptual.
Amo viajar, me emociona viajar, me siento sensacional estando en un aeropuerto y respirar dentro de un avión que uno de mis mayores sueños y deseos era ser azafata, pero hay cosas (familia, amigos, pasiones, lazos) que me llaman a tener mis pies en el suelo y decidí que no pasaría mis días en aviones de aquí para allá.
Terminé mi preparatoria y sabía lo que quería estudiar: Derecho; me inscribí muy emocionada en la Universidad Veracruzana a los 18 años, cursé primer semestre con calificaciones sobresalientes e iba conociendo y empapándome del mundo de las leyes. Para mitad de segundo semestre me di cuenta del sistema legal de nuestro país, que desgraciadamente esta lleno de corrupción, malos manejos, abuso del poder, beneficios e intereses propios, entre otros que me asquee del desvirtuado sistema legal mexicano y decidí que no sería parte de ello por lo que me di de baja de esta carrera.
A los 19 años tuve la oportunidad de irme a vivir a Canadá durante un año (es el mayor tiempo que he estado fuera de casa y mi mama chillaba a cántaros cuando hablaba con ella por las noches por que su cría estaba tan lejos jajaja) donde viví seis meses en Saint John, New Brunswick y los cuatro restantes en Montréal; aprendí a hablar francés, tuve la oportunidad de hacer muy buenos amigos con los que aún mantengo contacto, disfruté el tiempo a solas conmigo misma, aprendí a valorar mi casa, mi familia, mis costumbres y creo que me sirvió para mejorar y crecer en muchos aspectos.
Emprendí otro viaje significativo ( en cuanto a tiempo) pero ésta vez a España, donde radiqué seis meses con Aldo, mi mejor amigo. En este viaje pude regresar a lugares en los que ya había estado, conocí muchos más, conocí otro tipo de vida, costumbres, gente y también aprendí demasiado.
Ya era tiempo de dejar de viajar y más que preocuparme, -ocuparme- de mi formación académica.
Decidí probar otros aires y opté por mi segunda opción (no menos importante),Negocios Internacionales.
Entré a una universidad particular en Xalapa, cursé primero y segundo semestres y se me presentó la oportunidad de entrar al Tecnológico de Monterrey, por lo que me informé respecto a la carrera, al campus y acudí personalmente para efectuar mis trámites de inscripción.
Encontré un lugar donde vivir ese mismo día, el jefe de carrera vio mis calificaciones precedentes y planteó una posible revalidación de mis materias. Presenté mi examen de admisión y lo aprobé por lo que el plan de venirme acá era ya definitivo. Tuve algunas complicaciones con mi escuela anterior ya que no accedieron a proporcionarme los planes de estudio para poder hacer mi trámite de revalidación pero me decían que se hallaría alguna solución.
Pocos días antes del inicio del ciclo escolar me entero que no se podría completar mi trámite de revalidación sin tales documentos por lo que tendría que comenzar nuevamente desde primero.
Como dicen, hice de tripas corazón y pensé que no hay tiempo perdido y aquí estoy. Estoy mejor aquí.
A pesar de que estoy sola y no conozco a nadie, cuento con el respaldo de mi madre y mi hermana y demás familia, cuento con mis amigos y muy importante mi novio, Gabriel Alejandro, quien significa alguien sumamente importante para mí en ésta etapa de mi vida, ya que estoy compartiendo tantas cosas con él. Sé que no estoy sola de muchas maneras, sé que me tengo a mi misma y que soy incondicional para mi ya que nunca me podría traicionar a mi misma.
Vivo todos los días sabiendo que el mundo está allá afuera esperándome a que lo descubra, y sé que me espera tanto y hay tantas cosas por venir que vivo emocionada todos los días.
Sé que estoy en el lugar correcto, en la situación adecuada y en el tiempo adecuado.
Esta soy yo, mucho más allá de mi nombre de siete letras.
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