Una guerra está aconteciendo, la mente, nuestro cuerpo y corazón son el lugar del duelo.
Sabemos que somos seres humanos por que experimentamos emociones en el corazón, sabemos que estamos vivos por el simple hecho de sentir nuestra sangre correr en nuestras venas de diferentes maneras ante las circunstancias que nos presenta la vida y nuestra mente maquinando lista para reaccionar.
Las emociones son lo que sentimos y lo que nuestro cuerpo expresa cuando reaccionamos ante sentimientos o situaciones. Existe una variedad de estas, como son la ira, la culpa, la tristeza, la risa, el odio, el rencor, la sorpresa, la frustración, los miedos y el amor.
El estilo de vida actualmente nos coloca en un panorama vulnerable ya que hoy día el hombre tiende a preocuparse mayormente debido a la interminable cantidad de actividades que realiza cotidianamente, los roles en los que participa como miembro de una sociedad, el trabajo, la escuela, entre otros; son factores que nos envuelven en un ambiente de preocupaciones, dudas, confusión, depresiones, enojo y sentimientos de condena, que cada ser humano manifiesta de maneras diversas.
Las emociones son sentimientos, no acciones, y aunque es cierto que muchas veces no podemos controlar lo que sentimos, sí podemos controlar lo que hacemos al respecto;
es muy importante para nuestra salud mental saber manejar estas sensaciones, aunque esto no significa reprimir o negar, sino transformar las actitudes y reacciones negativas en positivas para que nos puedan ayudar en nuestro camino.
Es común que se le de prioridad a los cambios que presenta nuestro cuerpo por ser físicos y visibles, dejando a un lado los cambios mentales y emocionales, los cuales involucran cambios en el estado de ánimo y sensación de pérdida de uno mismo, derivados de no saber quiénes éramos, quiénes somos, hacia dónde vamos y de dónde venimos; esto provoca muchas inseguridades en nosotros, trayendo como consecuencia un desequilibrio emocional y de bienestar ya que las dudas y confusiones nos llevan a descubrir muchos “yo” que desconocíamos.
Es necesario tener control sobre nuestra mente y ser hábiles de hallar libertad y paz en muchas de las cosas que hacemos y de lo que nos rodea. Así mismo debemos reconocer prejuicios, pensamientos dañinos y frenarlos de influir en nuestra vida, ser pacientes y tolerantes con nosotros mismos aún cuando cometamos errores, ya que es de humanos cometerlos.
Muchas veces depositamos nuestra felicidad en manos de terceras personas, seres queridos u objetos materiales, y, cuándo alguna de esas personas o cosas desaparecen o amenazan con hacerlo, nos invade un profundo sentimiento de miedo, un vacío interno, perdemos nuestro sentido de la vida, nuestra realidad e incluso parte de nuestra personalidad, lo cuál trae de la mano sufrimiento.
Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, populariza el término -inteligencia emocional- en su obra Emotional Intelligence publicado en 1995, haciendo referencia a la capacidad de la persona de entender, sentir, controlar y cambiar sus estados emocionales en sí mismos y en los demás, ya que no consiste en ignorar las emociones sino saber qué hacer con ellas, dirigirlas y poder lograr un equilibrio.
Así mismo plantea las cinco principales emociones que el ser humano experimenta con más frecuencia, siendo estas la ira, el miedo, la alegría, la tristeza y la sorpresa, las cuales pueden ser controladas bajo cinco habilidades que debe desarrollar el hombre: conciencia de las propias emociones, manejo de las emociones, automotivación, empatía y manejo de las relaciones.
Para poder controlar y manejar nuestra inteligencia emocional se requiere el autoconocimiento profundo, reconocer qué sentimos y en qué situaciones y principalmente cómo reaccionamos ante ello para poder detectar si se trata de emociones positivas o negativas.
Jack Block, psicólogo de la universidad de Berkeley, ha postulado una medida a la inteligencia emocional que él denomina capacidad adaptativa del ego, planteando que:
«Los hombres que poseen una elevada inteligencia emocional suelen ser socialmente equilibrados, extrovertidos, alegres, poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones. Demuestran estar dotados de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, suelen adoptar responsabilidades, mantienen una visión ética de la vida y son afables y cariñosos en sus relaciones. Su vida emocional es rica y apropiada; se sienten, en suma, a gusto consigo mismos, con sus semejantes y con el universo social en el que viven».
«Las mujeres emocionalmente inteligentes tienden a ser enérgicas y a expresar sus sentimientos sin ambages, tienen una visión positiva de sí mismas y para ellas la vida siempre tiene un sentido. Al igual que ocurre con los hombres, suelen ser abiertas y sociables, expresan sus sentimientos adecuadamente (en lugar de entregarse a arranques emocionales de los que posteriormente tengan que lamentarse) y soportan bien la tensión. Su equilibrio social les permite hacer rápidamente nuevas amistades; se sienten lo bastante a gusto consigo mismas como para mostrarse alegres, espontáneas y abiertas a las experiencias sensuales. Y, a diferencia de lo que ocurre con el tipo puro de mujer con un elevado CI, raramente se sienten ansiosas, culpables o se ahogan en sus preocupaciones».
«Los hombres con un elevado CI se caracterizan por una amplia gama de intereses y habilidades intelectuales y suelen ser ambiciosos, productivos, predecibles, tenaces y poco dados a reparar en sus propias necesidades. Tienden a ser críticos, condescendientes, aprensivos, inhibidos, a sentirse incómodos con la sexualidad y las experiencias sensoriales en general y son poco expresivos, distantes y emocionalmente fríos y tranquilos».
«La mujer con un elevado CI manifiesta una previsible confianza intelectual, es capaz de expresar claramente sus pensamientos, valora las cuestiones teóricas y presenta un amplio abanico de intereses estéticos e intelectuales. También tiende a ser introspectiva, predispuesta a la ansiedad, a la preocupación y la culpabilidad, y se muestra poco dispuesta a expresar públicamente su enfado (aunque pueda expresarlo de un modo indirecto)».
Todo ser humano, sin importar sexo, edad o creencias experimenta emociones y sentimientos, reacciones, actitudes, creencias, comportamientos positivos o negativos.
Se debe estar abierto al cambio, ya que cuando hay disposición verdadera casi el cien por ciento de lo que parecía imposible de controlar se transforma en posible, se logra y se puede alcanzar un equilibrio emocional y una percepción sensorial más preparada para reaccionar como se desea ante las adversidades y alegrías que se presenten.
Me agrada el tema, más porque pienso que cada persona tiene una manera distinta de pensar, sin embargo, en esta nueva investigación podrías enfocarte en los cambios de ánimo en los estudiantes en periodos de exámenes y en periodos normales.
ResponderEliminarHola!:) Estoy de acuerdo con Ale! :) tu tema me gusta! :D
ResponderEliminarÉste parcial podrías investigar sobre la personalidad Poblana de estudiantes, que características tienen, como esto afecta y/o beneficia en sus relaciones, actitudes, resultados académicos etc! :)
Espero te sirva! :)
Sofi! :*
P.D: que Bonito esta tu fondO & tu foto de arriba! :) <3 jaja
ResponderEliminar